Santo Domingo, D.N. – El Hospital Traumatológico Dr. Darío Contreras, en la mañana de este viernes, llevó a cabo una solemne Misa de recordación en honor a los distinguidos doctores Antonio Rosario Castillo Cordero y José Ramón Castillo Guerrero, en reconocimiento a sus vidas, trayectorias y valiosos aportes a la ortopedia dominicana.
El acto eucarístico fue celebrado en el hospital, con la presencia de amigos y familiares de los fallecidos, y estuvo encabezado por el Dr. César Roque, director general del centro, junto a personal administrativo, médicos y enfermeras.
Un Homenaje con Respaldo Institucional.
La misa fue oficiada por el padre Frankely Rodríguez, acompañado por el padre Miguel Ángel Caraballo, el diácono Benito Blanco y el capellán del Voluntariado Hospitalario, José Luís Ogando.
Durante su mensaje, el padre Frankely Rodríguez resaltó la importancia de mantener viva la memoria de los difuntos y de recordar siempre las acciones positivas y el legado que dejaron en vida.
Por su parte, el director general, Dr. César Roque, destacó los grandes aportes que ambos especialistas realizaron al hospital, siempre apegados a principios morales, cristianos y la más alta ética profesional. Expresó su alta valoración y gratos recuerdos por el impacto positivo que los doctores dejaron en sus alumnos y residentes.
Legado de Fe y Humanismo.
· Dr. Antonio Rosario Castillo Cordero: Egresado de la residencia de ortopedia del Darío Contreras en 1990. Se especializó en Ortopedia Pediátrica, donde laboró desde 1996 hasta su retiro en 2016. Es recordado como un médico de profunda fe (Diácono), piadoso y firmemente apegado a sus principios religiosos.
· Dr. José Ramón Castillo Guerrero: Ortopeda y Traumatólogo con una amplia y reconocida trayectoria. Su recuerdo perdura por su trato afable, su espíritu colaborador con los estudiantes, y su gran sensibilidad ante el dolor de sus pacientes y familiares. Siempre con una sonrisa, su capacidad para conectar desde la parte humana sentó un legado y modelo a seguir para las nuevas y futuras generaciones de la medicina.
¡Paz a las almas de los doctores Rosario Castillo y Castillo Guerrero!